Después de "Capitán América: Civil War", Scott Lang lidia con las consecuencias de sus elecciones como superhéroe y padre. Mientras lucha por mantener un equilibrio entre su vida hogareña y sus responsabilidades como Ant-Man, se enfrenta a Hope van Dyne y al Dr. Hank Pym con una nueva misión urgente. Scott debe volver a ponerse el traje y aprender a luchar junto con La Avispa mientras el equipo trabaja en conjunto para descubrir secretos del pasado.
La primera Ant-Man se reveló en su momento como una de las propuestas más frescas que habían salido de la factoría. No tanto por cómo afianzaba los pasos en el camino abiertamente humorístico inaugurado por Guardianes de la Galaxia, sino por cómo gestionaba una suerte de hibridación con el cine de atracos, y decidía erigir como máximo protagonista al tipo más patético del Universo Cinematográfico de Marvel: Scott Lang, encarnado con comodidad e intuición por Paul Rudd. Y estas virtudes se mantienen a pleno rendimiento en Ant-Man y la Avispa, donde ahora además Rudd se escribe parte de los diálogos —una decisión que encuentra inmediato precedente en el Deadpool 2 con Ryan Reynolds, y que no podría estar más atinada—, y la trama nos concede aquello que Vengadores: Infinity War nos escatimó por cuestiones logísticas: espacio para los personajes.
Así, sucede que Ant-Man y la Avispa, sin ser tan sorprendente como la entrega inicial, es capaz de lograr que todos y cada uno de sus protagonistas brille por igual, sin ser constantemente eclipsados por un Rudd en perpetuo estado de gracia. Ni que decir tiene, la mayor relevancia que aquí acoge Hope Van Dyne (Evangeline Lilly) es la mejor idea del guión, afianzando ese contrapunto enérgico y decidido a la torpe desidia de Scott Lang que ya nos deparaba los momentos más memorables en la primera Ant-Man.
Ésta es, de verdad, una película espoleada por personajes entrañables y humanos. Esto es, de verdad, Marvel.
AQUÍ OS DEJAMOS EL TRÁILER:
Nuestra nota para esta película es de ✩✩✩✩
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